viernes, 18 de abril de 2008
Nadia y yo...
... en un hotel lleno de turistas y fotógrafos, subíamos por el elevador Nadia y yo, su agente publicitario, entrenadora y consejera. Nadia (quien era en realidad Natalia Esperón a.k.a. Paola de Agujetas de Color de Rosa) tenía que participar en las Olimpiadas de Invierno al siguiente día en alguna ciudad de los Países Bajos. Un mal presentimiento me aquejaba y no dudé en decirle a Nadia Comaneci, con toda la confianza que nos teníamos, que creía que debía de faltar a las Olimpiadas. Nadia, indignada hizo caso omiso de mis presentimientos. Al siguiente día, la pista de hielo estaba intacta, Nadia y su pareja de patinaje serían las primeras... Cuando a Nadia la sujetaba Vanessa (la mala de agujetas) haciendo que ésta luciera su rutina en el aire, Vanessa le suelta las manos y Nadia (osea Paola) sale volando estrellándose contra un cristal, quedando parapléjica. El estadio quedó atónito, mudo, sin habla!! Y de pronto estábamos ya en el hospital, donde la Comaneci me decía, en español bastante coloquial, que no podía creer mi atinada predicción... Fue así como terminó la carrera de Nadia Comaneci, la gimnasta olímpica que en mi sueño había cambiado las barras por los patines de hielo, en una siestecita inocente mientras mis papás veían su documental en la televisión.
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