A la Marcela y a mí, un día terriblemente gris, se nos presentó la oportunidad de pedir cualquier deseo, como en un cuento de hadas... sin dudarla, dije: "Tráenoslo de vuelta!!" el hada nos contestó que así sería... así que nos pusimos a organizar una fiesta a donde él asistiría por lo que celosamente escogimos a los invitados, ya que sabíamos que sería obviamente y como siempre, el centro de atención, y no estabamos dispuestas a lo acaparara cualquier persona.
Llegó más alto de lo que lo recordábamos, tan vivaz y sonriente como siempre, como si estuviera listo para entretener a los asistentes... nosotros no cabíamos de la felicidad por tenerlo de vuelta ahí... la fiesta estuvo excelente, se empezaron a ir los invitados y de repente nos dice "Bueno, ya me tengo que ir, me la pasé muy bien pero tengo que irme..." nosotras, como era de esperarse en nuestro egoísmo le dijimos que no, que no lo íbamos a dejar irse, que el se tenía que quedar con nosotros, que había sido un error su partida...
El se empezó a desesperar y angustiado nos decía que lo dejáramos ir, que ese ya no era lugar para el, nosotros sin entender de lo que estaba hablando, lo sujetábamos del brazo sin la mínima intención de hacerle caso. De pronto, nos encontrábamos en dos plataformas cristalinas que flotaban sobre lo que parecía ser una hermosa y verde selva llena de colores exóticos. Lo abrazamos y lo paramos junto a nosotras en la plataforma donde estabamos para que viera lo genial que era la vida aquí y él, con una mirada con tono de reproche nos señaló el fondo de la plataforma flotante para que viéramos que aquella hermosa selva ahora no era nada más que un llano monte desolado y sin color...
Nos quedamos muy extrañadas al ver el cambio tan súbito en nuestra plataforma en cuanto lo forzamos a estar sobre ella, después de esto, el con su sonrisa habitual de lado a lado nos invitó a pararnos sobre su plataforma. Mayor fue nuestra sorpresa al ver que todo era más precioso que lo que nosotros veíamos a través de la de nosotros. Y con la cara dulce y sobornante de un niño al pedirle algo a un adulto, supimos que debíamos dejarlo ir...
Fue así como nuestro invitado de honor desapareció felizmente ante nuestros llorosos ojos...
lunes, 9 de noviembre de 2009
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